domingo, 28 de abril de 2013

IMARA: El BIM2 Esc. en las islas

El BIM2 Esc. en el primer conflicto bélico argentino del  Siglo XX

Mis vivencias como comandante del Batallón 2 en la Operación Rosario por el CNIM VGM (R) ALFREDO RAÚL WEINSTABL

Cuando escribí este artículo, lo hice según mis vivencias y experiencias en el planeamiento y ejecución de la operación de recuperación de las Islas Malvinas y bajo una óptica absolutamente personal y no solo de los aspectos operativos y tácticos, ya que a lo largo de 30 años transcurridos desde la guerra los mismos se habían publicado y expuesto en numerosos medios, conferencias, artículos, libros y entrevistas.


1.- Período inicial en el Batallón
Mi traslado al BIM Nº 2 se efectivizó el 26 de enero de 1982. Mi anterior destino había sido un cargo administrativo en la Jefatura del Estado Mayor General de la Armada en el Edificio “Libertad”. El cambio fue radical. Desde un escritorio de un cargo netamente administrativo en la Capital Federal a un destino totalmente operativo en un cuartel localizado entre las dunas de arena, próximo a la Base de Infantería de Marina “Baterías”.
Después de ser investido como Comandante de la Unidad en una sencilla ceremonia, me dediqué a recorrer y conocer el Batallón e impartir las primeras órdenes sobre cómo quería que se realizaran los aspectos rutinarios en el funcionamiento administrativo de la Unidad.

El BIM2 estaba en pleno período de receso de fin de año que, como sabemos, abarca aproximadamente tres meses, desde mediados de diciembre hasta mediados de marzo del año siguiente. Es el período en que se efectúan los traslados generales, se efectivizan las licencias anuales y el personal en la Unidad se dedica básicamente a tareas de recuento de material y mantenimiento del equipo y las instalaciones. En ese período las actividades operativas se reducen prácticamente a cero y el adiestramiento que se realiza es el elemental para mantener los niveles alcanzados y afianzar la disciplina.

Personalmente me regocijaba por tener casi dos meses por delante, en una etapa tranquila que se presentaba sin sobresaltos, y que me permitiría pensar cómo encarar el adiestramiento y demás tareas a lo largo del año. También podría aprovechar para disfrutar la pileta del Casino de Oficiales o la hermosa playa de la zona y tomar sol, que en esa época cae prácticamente a plomo.

2.- Asignación de la tarea
Como había dejado inicialmente a la familia en Buenos Aires vivía en la Casa de Oficiales del Batallón. El 29 de enero no eran todavía las 0800 de la mañana, cuando golpeó en la puerta de mi camarote mi Ayudante, el TFIM Juan Carlos Martinelli. Me llamó la atención su llamado ya que había impartido la orden a mi asistente de que no se me molestase hasta después del desayuno, salvo caso de necesidad o emergencia.

Después del saludo, el Teniente Martinelli me informó que el Ayudante del Comandante de la I.M., Almirante Büsser, le había transmitido que éste requería mi presencia a las 1000 hs. en su oficina en el Comando. Esta citación del Comandante me extrañó ya que el Batallón no dependía directamente del COIM, sino orgánicamente de la Brigada.

Mientras hacía el corto viaje en mi vehículo a la sede del COIM, pensaba preocupado cual podía ser el motivo de la llamada. Seguramente algo había andado mal o se había hecho mal. Tal vez algún incumplimiento administrativo de la Unidad. Pero en este caso la que tenía que intervenir era la Brigada de la cual dependía el Batallón. O tal vez, alguna riña o disturbio de alguien de la Unidad que se había excedido en la bebida en algún bar de la cercana ciudad de Punta Alta, o alguna otra incorrección de ese tipo.

Conocía al Almirante desde mis años de cadete de la ENM. Era un hombre afable, pero duro, exigente y estricto en el servicio. El prototipo del Infante de Marina.

Cuando arribé al COIM seguía con la incógnita de mi citación. De lo que si daba por descontado era que no me citaba precisamente para darme la bienvenida a la zona. El ayudante del Almirante me estaba esperando y de inmediato me anunció y me hizo pasar a la oficina del mismo.

El Almirante me esperaba parado y lo primero que hizo después de saludarme fue darme la bienvenida a la zona y desearme una exitosa gestión a cargo del Comando del Batallón. (Mi primera equivocación del día).

Después de unos pocos minutos de conversación protocolar, me hizo sentar frente a él al otro lado de su escritorio y con gesto grave y sin pronunciar palabra me entregó una hoja de papel manuscrita por él mismo en donde se leía:


“MISIÓN: reconquistar las Islas Malvinas a fin de incorporarlas definitivamente a la Soberanía del la Nación”

Cuando leí rápidamente los dos párrafos, mentalmente me decía. “Los ejercicios de esa envergadura normalmente se preparan en la segunda parte del año para ser ejercitados o jugados próximo al fin del año naval. Como conocía bien al Almirante supuse que quería empezar el año a toda máquina. ¡No podía creer mi mala suerte! Quiere que prepare un ejercicio sobre este tema a tres días de llegado al Batallón y en plena época de receso.”

El Almirante, que debía haber notado en mi cara perplejidad, asombro y seguramente fastidio, me espetó: “No Weinstabl, no es lo que Ud. cree. Esto no es un ejercicio. Es una operación real”. (Segunda equivocación del día).

Luego, ante mi sorpresa, me expresó que ante las malas perspectivas en las negociaciones con Gran Bretaña sobre el tema Malvinas, la Junta Militar había resuelto emplear la opción de recuperar las Islas mediante el uso del poder militar.

Para ello se debía planificar preventivamente la operación de la recuperación del archipiélago mediante la ejecución de una operación anfibia (OA), en la cual el BIM 2 sería el núcleo de la fuerza de desembarco (FD).

Entre otros detalles me entregó un bosquejo con grandes lineamientos de cómo él visualizaba la operación, los principales puntos de vista a tener en cuenta y también cómo pensaba configurar su estado mayor (EM) para el planeamiento de la operación.

Entre otros aspectos me transmitió lo siguiente:

  • Todo lo referido a la operación tendría carácter de “estrictamente secreto” y esta clasificación debería mantenerse a ultranza. En la I.M. únicamente él, el Jefe de Inteligencia del COIM y ahora yo teníamos conocimiento de la operación a planificar.
  • Yo me constituiría en el Jefe de Operaciones (J OP) de un futuro EM que iba a organizar, manteniendo mi Comando del BIM2.
  • Debía comenzar con el planeamiento de inmediato a fin de que estuviera finalizado a la mayor brevedad.
  • La fecha probable de la operación no estaba determinada, pero no sería antes del 15 de mayo.
  • El núcleo de la FD estaría conformada por dos unidades de combate con la totalidad de sus efectivos operativos: el BIM2 y la APCA. Posteriormente, a medida que surgiera la necesidad, se agregarían fracciones de apoyo de combate y de servicios de apoyo de combate.
  • La operación debía ser incruenta y con un mínimo daño.
Después de otros breves comentarios me despidió, insistiendo sobre el secreto de la operación como también sobre la necesidad de apurar al máximo el planeamiento en ciernes.

Al salir de su oficina me dirigí directamente a la oficina del Jefe de Inteligencia del Comando, el CFIM Guillermo Botto quien se encontraba encerrado en la misma. Cuando me franqueó el paso, le pregunté si lo que me había ordenado el Almirante no era una chanza o algo parecido. Me contestó, con cara de cansado por falta de sueño, que no, (Mi tercera equivocación del día) que él ya hacía casi 20 días había sido impuesto de la operación y que dada la premura existente estaba trabajando, prácticamente en absoluta soledad, en reunir información, planos y mapas y todo aquel material que yo seguramente necesitaría para comenzar a determinar los diferentes modos de acción.

Agregó que únicamente tenía como interlocutor al Jefe de Inteligencia del Comando de Operaciones Navales y que trabajaba de sol a sol y muchas veces de noche en su camarote, que prácticamente se había convertido en una sala de situación por la cantidad de mapas, planos y otras informaciones que colgaban de las paredes. Acordamos vernos al día siguiente para comenzar el trabajo operativo.

3.- Mis inquietudes y preocupaciones
Cuando regresé al Batallón después de la reunión con el Almirante, me sentía con una mezcla de euforia y orgullo por haber sido designado para tan importante y trascendente misión. Sin embargo, con el paso del tiempo mi orgullo se mantenía pero la euforia iba dejando paso a una cada vez más pesada y fuerte preocupación.

La preocupación consistía en la enorme responsabilidad que debía afrontar y la principal pregunta que venía permanentemente a mi mente era si el Batallón estaba en condiciones de adquirir en tan poco tiempo la capacidad de combate necesaria para afrontar ese desafío.

Como expresé anteriormente, estábamos en pleno período de receso. Aún no se habían efectivizado los traslados anuales. En mi EM no disponía de ninguno de los jefes del mismo y contaba únicamente con mi Ayudante. Tampoco se encontraba el Segundo Comandante quien estaba de licencia hasta los primeros días del mes de marzo. Lo mismo ocurría con algunos jefes de compañía y muchos de los suboficiales y cabos que debían integrar la dotación de la Unidad en ese año. Para peor, a la mayoría de los oficiales no los conocía, ni personalmente ni por referencias. Tampoco se había efectivizado el traslado del Comandante de Brigada que era mi comandante superior.

Yo, como comandante, así como todo jefe, era directamente responsable de lo que iba a ejecutar mi Batallón y lo que podía pasar a mis hombres…y, obviamente lograr el éxito de la misión asignada. En otras palabras, el tema consistía en cómo lograr embarcarlos en la operación con el equipamiento y adiestramiento compatible con la misión asignada.
La cuestión me preocupaba sobremanera y la analicé reiteradas veces. Aprecié, entre otros factores, que si en ese breve tiempo disponible forzábamos el adiestramiento un poco y focalizábamos el mismo exclusivamente en lo que íbamos a realizar, no habría mayores problemas. De todas maneras nada podía hacer al respecto hasta que se completaran los traslados anuales a fines de febrero.

Pero mi preocupación y ansiedad fueron calmándose y disminuyendo progresivamente. En lo referente al adiestramiento, como es característica de las Infanterías de Marina de todo el mundo el BIM2 tenía un alto grado. A pesar de ello nuestra I.M. también tenía las limitaciones propias de nuestra idiosincrasia, nuestra burocracia y el hecho de haber estado por un tiempo muy prolongado en un estado de ausencia de guerra.
No obstante, todas las unidades de I.M. tienen el equipo y el uniforme para operar en zona fría y un número determinado de días de abastecimientos en sus pañoles para operar sin mayor dilación ante una misión repentina o sorpresiva. Por otra parte, la casi totalidad de los cuadros han revistado en algún momento de su carrera en la zona austral, en unidades específicamente equipadas y adiestradas para operar en zona fría, monte austral y baja montaña.

Con respecto a la tropa, la Armada ya hacía muchísimos años que incorporaba a los conscriptos cada dos meses. Es decir cinco incorporaciones de tandas de conscriptos al año. Consecuentemente, en las unidades de I.M. y en los buques había siempre cuatro tandas adiestradas (veteranas) y una recientemente incorporada. Esta última tanda se agregaba a las unidades después de pasar un período de tres meses por un Centro de Formación (CIFIM) en donde se los adiestraba en los aspectos básicos de la vida militar y en donde se cumplían las condiciones de tiro.

Es decir que cuando esta tanda llegaba a la unidad de destino definitivo, el conscripto ya venía con una formación militar básica y se lo incorporaba en las subunidades y fracciones mezclado con las tandas más veteranas. Este sistema permitía de por si un alto grado de alistamiento, en comparación con la incorporación anual masiva que se hacía antiguamente en la Armada.

El personal de cuadros que me tocó en suerte para ese año, tanto oficiales como suboficiales, era en general de una capacitación profesional muy por sobre lo normal, como si yo los hubiera podido elegir personalmente. Muchos de ellos eran veteranos en la unidad y la gran mayoría con muchos años de destino en el sur.

Pero el hecho que definitivamente me convenció de que el BIM2 tenía la capacidad necesaria fue que el grueso del Batallón había participado el año anterior en las operaciones UNITAS conjuntamente con infantes de marina norteamericanos en maniobras, ejercitaciones y un operativo anfibio (asalto anfibio) similar al que se estaba planificando.

Concretamente, consideraba que la Unidad tenía el equipamiento adecuado y hasta ese momento un nivel aceptable de adiestramiento.
Es ampliamente conocido que una unidad de combate debe funcionar como un equipo. El equipo se forma mediante el conocimiento mutuo de sus integrantes, la adecuación de las diferentes personalidades y mediante un intenso adiestramiento. Haciendo una burda comparación, tal como si fuese un equipo deportivo que desea salir ganador en las próximas competencias.

Lo que fallaba totalmente era que aún no había tenido la oportunidad de adiestrar y conducir personalmente al Batallón. En otras palabras, poner mi propia impronta en las operaciones y formar el “equipo” al cual me referí en el párrafo anterior.

4.- Comienzo del planeamiento
Mientras tenía esas preocupaciones comencé a trabajar en la tarea asignada. Estaba también en absoluta soledad. No tenía con quién compartir mis inquietudes ni quién pudiese darme una mano para efectuar las tareas más sencillas, como sacar la punta al lápiz o conseguirme un marcador de determinado color.

Ante alguna duda, únicamente podía comunicarme con el Capitán Botto, que trabajaba de la misma manera pero a un par de kilómetros de la Unidad. También podía recurrir al mismo Almirante, quien por otra parte vino algunas veces al Batallón para ver el estado del planeamiento y aportar nuevas ideas.

Para tratar de preservar el secreto de la operación, el Almirante decidió conformar el EM de la FD con oficiales de diversas Unidades y evitar así que el EM del COIM se abocara totalmente a la operación y de esa manera evidenciar abiertamente lo que se estaba realizando.

Cuando mi Jefe de Operaciones, CCIM Néstor H. Carballido, regresó en los primeros días de febrero de licencia anual, le solicité al Almirante autorización para incorporarlo al planeamiento, lo que fue aprobado. Con la colaboración de mi N3 el planeamiento comenzó a progresar más rápidamente pero no demasiado, puesto que había mucho por hacer y analizar. No era para nada suficiente para encarar el planeamiento y cumplir las tareas del Batallón simultáneamente.

Esta falencia se solucionó cuando se incorporó mi Segundo Comandante, el CCIM Hugo Jorge Santillán. No lo conocía, pero tenía buenas referencias de él. No obstante tenía cierta aprensión, porque podría ser un excelente jefe pero no estar en la misma sintonía que yo. Es sabido que el éxito de una buena conducción depende en un alto porcentaje en la armonía y entendimiento entre toda la Plana Mayor y, muy particularmente, entre el Comandante y su Segundo. Pero al segundo o tercer día mis dudas desaparecieron por completo. Ya tenía la certeza de que podía confiar plenamente en sus aptitudes personales y profesionales. Ello me posibilitó comenzar a delegar gran parte de las tareas en él.

También en esa fecha efectivizaron su traslado la mayoría de los Oficiales y Suboficiales que aún faltaban hacerlo. De los tres jefes de compañía conocía personalmente a dos: al TNIM Carlos Aruani, Jefe de la Ca “Echo” y al TNIM Francisco Di Paola, jefe de la “Delta”. No conocía al TCIM Carlos Schweizer, Jefe de la “Foxtrot” y muy someramente al TNIM Jorge Alcaraz, Jefe de la Ca. Comando y Apoyo Logístico.

Puedo afirmar que recién ahí se formó un verdadero equipo de trabajo y los estudios y análisis se agilizaron notablemente. Los Capitanes Santillán y Carballido dieron un fuerte impulso inicial al adiestramiento operativo y colaboraron conmigo en el planeamiento de la operación.

Estimando que la fecha prevista no iba a ser antes del 15 de mayo, consideré que teníamos tiempo suficiente para alcanzar un nivel deseable si se encaraba el adiestramiento específicamente para la operación que estábamos planeando, dejando de lado el de las demás operaciones tácticas en las que normalmente se adiestra una unidad en el transcurso del año.

Mientras yo me dedicaba al planeamiento de la operación Malvinas conjuntamente con un EM específico aún muy incompleto que se iba conformando, paralelamente ordené al 2º y a mis Jefes de Compañía el adiestramiento particular y preciso que debían realizar. Este adiestramiento fue muy intenso, muy puntual, prácticamente de sol a sol y volcando el centro de gravedad especialmente en las operaciones con los vehículos anfibios.

El Comandante del Batallón Vehículos Anfibios, CFIM Carlos Cazzaniga, que no estaba al tanto de la operación, se sorprendió de que le reforzaran las partidas para mantenimiento y reparación de los vehículos y gracias a ello logró que en poco tiempo todos los vehículos estuvieran en servicio y operativos. Asimismo, también lo había sorprendido que en fecha tan temprana en el año nuestra Unidad se abocase a esa fase de la instrucción, que normalmente se hace en fecha más avanzada del año.
Alrededor del 15 de febrero ya se había constituido el EM de la FD y el Comandante de Brigada, CNIM Miguel Pita, asumió el cargo de Segundo Comandante de la FD y JEM de la misma. El trabajo de planeamiento se comenzó a hacer orgánicamente y se intensificaron las reuniones con los comandos navales.

El Estado Mayor para la Operación Rosario, como ya se mencionó precedentemente, fue especialmente conformado para la realización de esta operación con personal de diferentes unidades. El motivo de ello fue la imperiosa necesidad de mantener en absoluta reserva el planeamiento, manteniendo una férrea disciplina del secreto. Cuando se inició el planeamiento aún no se tenía la certeza de su ejecución efectiva y se realizaba con un mero carácter preventivo.

Era imprescindible que no se filtrase ninguna información o sospecha al respecto. Tanto era así que en las primeras semanas las actividades se desarrollaban en mi oficina en el Batallón y en la del Oficial de Inteligencia del Comando de la Infantería de Marina. Participábamos solamente el 2º Cte, el J Op, el mencionado Oficial de Inteligencia y yo. Cabe destacar que el BIM2 se encuentra geográficamente alejado de otras unidades, lo que contribuía al ocultamiento efectivo de las actividades que se desarrollaban.
Posteriormente, cuando se agregaron más oficiales al planeamiento las actividades se desarrollaron en una amplia aula del BIM2 que se convirtió en cuarto de Guerra y para la cual se adoptaron severas medidas de acceso y seguridad física. Cuando avanzó el planeamiento de la operación se habilitó un segundo Cuarto de Operaciones en la Central de Operaciones de Combate de la Fuerza de Apoyo Anfibio (FAPA). Pese a esos movimientos inusuales, el secreto se mantenía totalmente.

Yo aún mantenía los dos cargos que el Almirante me había asignado el día 29 de enero: el natural como Comandante del BIM2 y el de Jefe de Operaciones de la FD. Con respecto al primer cargo, mientras yo ponía todo el esfuerzo en el planeamiento como J Op de la FD derivé gran parte de la responsabilidad del adiestramiento de la Unidad a mi 2do. Cte. Ese refuerzo en mis tareas nos permitió avanzar rápidamente en el planeamiento siguiendo todos los pasos y formalidades previstos en los manuales y reglamentos.

Determinamos cinco modos de acción tentativos (MAT) y luego de someterlos al análisis de los demás miembros del EM y confrontarlos con las capacidades del enemigo, seleccionamos uno que posteriormente fue el que con muy leves diferencias llevamos a cabo.

5.-Plan de operaciones
El plan fue el de una clásica operación anfibia. Esquemáticamente, consistía en dos unidades que participaban con todos sus efectivos operativos: el BIM2 y la APCA.

La primera constituía el núcleo de la FD que desembarcaría en vehículos anfibios en la Bahía York en la playa previamente marcada por buzos tácticos y debía conquistar algunos objetivos puntuales pero, fundamentalmente, el aeródromo y la ciudad Puerto Stanley.

Conjuntamente con el BIM2 desembarcarían también fracciones de apoyo de combate y de servicios de apoyo de combate.

También participó una sección del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino que era la fracción adelantada del Regimiento a cargo del Jefe del mismo, Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín. Esta unidad sería posteriormente nuestro relevo al replegarnos a nuestros asientos naturales.

La APCA, reforzada con efectivos de buzos tácticos, desembarcaría en botes neumáticos y kayaks al sur de la península para conquistar el cuartel de los royal marines y la casa del gobernador.

La reserva, a cargo del TNIM Oulton, desembarcaría en forma helitransportada, a pedido, desde el rompehielos ARA “Almirante Irizar” en el cual estaba embarcada.

6.- Ensayo
Después de la primera quincena de marzo consideré que el planeamiento estaba suficientemente adelantado y encarado de acuerdo a las directivas del Almirante. Faltaban algunos detalles menores y coordinaciones con el Comando de Operaciones Navales.

También constaté que el agotador adiestramiento, prácticamente todo el día, mañana y tarde, que había impuesto impiadosamente el Capitán Santillán al Batallón en plena temporada de verano, con altísimas temperaturas, había prácticamente alcanzado los niveles deseables en ese aspecto tan específico y particular que habíamos fijado.

Teniendo en cuenta lo señalado conversé con el JEM para que se me relevase del cargo de J Op de la FD para poder abocarme al adiestramiento anfibio del Batallón ya en su conjunto y en vista de la operación que se iba a realizar. Este aspecto lo consideraba fundamental ya que sería la primera vez que yo, el Comandante, conduciría a la Unidad como un todo y ensayaría uno de los aspectos más importantes de una OA que es el movimiento buque a costa (MBAC). Esto, además, me daría la oportunidad de conocer a mis Jefes de Ca y al resto de los cuadros.

Sugerí por haber sido mi más estrecho colaborador en la formulación del plan y estar perfectamente imbuido del concepto desarrollado, que mi reemplazante fuese mi 2º Cte. Mi propuesta fue aceptada, por lo cual en la última semana de marzo entregué mi cargo de Jefe de Operaciones al Capitán Santillán y embarqué con toda mi Unidad en el BDT ARA “Cabo San Antonio” para realizar el adiestramiento anfibio, la práctica del movimiento buque a costa (MBAC) y el ensayo de la maniobra en tierra en proximidades de la Península de Valdés, una zona con características muy parecidas a las de las islas. El Comandante del BDT era el CF Jose Luciano Acuña, un dilecto amigo y compañero de promoción... pero que aún no sabía de qué se trataba.

La vida a bordo es totalmente diferente a la vida de campaña en el terreno. Hay que acostumbrarse y habituarse a la vida a bordo, que comprende zafarranchos de incendio, de combate, de abandono y otras actividades propias de la vida en un buque. Incluye refuerzos de guardia en todas las actividades rutinarias a bordo tales como refuerzos en la cocina, en los puestos de limpieza y en los diferentes sollados del buque. Todo se hace por turnos: la comida, los ejercicios físicos, el baño, etc. Demás está decir que también lleva implícito el acostumbramiento al movimiento del buque (mal de mar).

En cuanto al MBAC, el mismo constituye una de las fases más críticas de una operación anfibia. Comprende el lanzamiento de los vehículos anfibios y embarcaciones de desembarco al agua y luego, en una muy estricta, ajustada y detallada secuencia, adoptar la formación con la cual tienen que abordar la playa en forma sincronizada y siguiendo un ordenamiento determinado. De esa manera, las unidades de maniobra, en este caso el BIM2, forman su poder combativo adecuado partiendo prácticamente de un cero inicial. Las embarcaciones de desembarco y los vehículos anfibios son vectoreados por radar hasta embicar o abordar la playa en el lugar preciso de acuerdo a la maniobra en tierra prevista. Esta fase es, sin lugar a dudas, la más crucial y vulnerable de una OA.

La etapa “Ensayo” de una OA es, por otra parte, una etapa esencial de la que nunca debe prescindirse. En el ensayo pudimos practicar exactamente lo que después se repitió en las islas. Probablemente los informes de inteligencia que poseíamos y este ensayo hicieron que luego en la operación real las cosas salieran un poco menos que perfectas.
Al regreso a Puerto Belgrano pude recuperar al Capitán Santillán que durante unos días me reemplazó como J OP de la FD. El cargo fue finalmente asumido por el Comandante del BIM1 CFIM Luis Carbajal.


7.- Embarco
La fase del embarco es otra fase importante de una OA. Consiste en embarcar la carga de combate, el personal y los vehículos anfibios de acuerdo a su probabilidad de uso en tierra. El Jefe de Logística de mi EM, el TNIM Esteban Citta, fue nombrado Oficial de Embarco de la FD. Este Oficial tenía un amplio conocimiento y experiencia logística por haber cubierto el mismo cargo el año anterior lo que permitió completar rápidamente el equipamiento del personal y la carga de combate necesaria. Por otro lado tenía una excelente relación con el Jefe de Logística de la FD. El Batallón contaba con una ventaja importante en este aspecto.

Otro factor que ayudó fue que el Comandante del BDT ARA “San Antonio”, el buque que nos iba a transportar a la Zona del Objetivo, estaba comandado, como expresé anteriormente, por un compañero mío. Gracias a su buena voluntad y cooperación solucionó o minimizó los múltiples problemas de todo orden que se produjeron en esos últimos días.

La carga se debe realizar de manera tal que sea posible su desembarco a medida que lo requieran las tropas desde tierra. Había tres factores que conspiraban en contra: aún no se había dado a conocer en detalle el plan de maniobra en tierra ni el plan de desembarco, el escasísimo tiempo disponible ante el adelantamiento de la fecha de la operación y la siempre exigua capacidad del buque para embarcar todo lo que se consideraba necesario.

8.- La travesía
El día 28 de enero la FTA zarpó rumbo al Sur. El primer día de navegación no hubo nada especial para ser destacado. Los infantes de marina trataban de ubicarse lo mejor que podían en los sollados excesivamente congestionados en su capacidad de alojamiento.

El buque transportaba cerca de 800 hombres, incluyendo 25 soldados del RI 25. Todos buscaban tratar de acostumbrarse a esta nueva rutina totalmente diferente a la de un cuartel o cuando se está en campaña en el terreno. Los Jefes de cada una de las fracciones buscaron algún local en donde reunirse para repasar o corregir sus respectivos planes.

Todo, dentro de esa incomodidad nueva para el personal embarcado, fue sobrellevado sin mayores problemas el primer y segundo día. Se practicaron los zafarranchos clásicos en los buques –incendio, abandono – y se dictaron clases y procedimientos al respecto.

Pero esa tranquilidad se empezó a complicar a fines del atardecer del segundo día. A la incomodidad se sumó un día tormentoso con pesadas nubes y un mar cada vez más encrespado con grandes olas. El mal tiempo dificultó no solo la navegación, sino que afectó fuertemente a la mayoría de los infantes de marina e inclusive a parte de la tripulación.

Por no tener quilla sino un fondo plano para poder embicar en las playas, el BDT rolaba mucho más que un buque convencional. El rolido y el cabeceo del buque exigieron ingentes y permanentes esfuerzos de la tripulación para asegurar el material y la carga y al personal de los vehículos anfibios para evitar que éstos se moviesen de sus lugares en la bodega del buque. Los miembros del Batallón de Vehículos Anfibios tuvieron que controlar y ajustar frecuentemente las trincas que mantenían los vehículos en su lugar.

El fuerte temporal se ponía cada vez más violento y la mayoría del personal del Batallón, en todos los niveles, estaba prácticamente fuera de servicio por descompostura y mareos. El famoso “mal de mar” hizo estragos y muchas veces no daba tiempo para vomitar por la banda del buque, por lo cual en los pasillos, sollados, locales y baños se encontraban vómitos por doquier. En esa situación, sin duda alguna, el Batallón no estaba en aptitud para el combate.

Pero peor aún, las Operaciones Anfibias así como las Operaciones Aerotransportadas, están absoluta y totalmente condicionadas por los factores meteorológicos. Si el mar se mantenía de esa manera el día “D” habría que abortar la operación. El día 1 de abril se hicieron algunos cambios de planes pero los mismos no afectaban al BIM2.

Antes del anochecer el Almirante Büsser pronunció una vibrante arenga a la FD por los altavoces del buque. Antes del toque de silencio, bajé al sollado en el cual se encontraban los conscriptos del Batallón entre nerviosos y entusiasmados, comentando aun lo que habían escuchado por los altavoces. No vi temor, ni miedo ni nada parecido. Muy por el contrario, ansiosos y expectantes. Después de unas pocas palabras con un grupo que se me había acercado, pronuncié a viva voz mi propia arenga, en términos mucho menos académicos que los del Almirante.

Quedé impresionado cuando concluí la misma. Todos los presentes, varias centenas de gargantas, me respondieron con un fuerte y varonil “¡Viva la Patria!”. Era como la exteriorización del patriotismo materializado por ese rugido de las “Panteras Negras” como se autodenominaban, haciendo alusión a la pantera del distintivo del Batallón.

Definitivamente no eran “los chicos de la guerra”, eran los “Panteras Negras” del BIM 2.


9.- Desembarco y conquista de la cabeza de playa
Finalmente llegó del día del desembarco. El mar, tan embravecido durante toda la navegación, parecía ahora un espejo. El Comandante del buque, Capitán Acuña, con una serenidad y solvencia como si hubiera estado años al mando del buque – había tomado el Comando solo tres meses atrás – situó el mismo en el lugar previsto para el lanzamiento de los vehículos anfibios, a unos 800 metros de la playa prevista.

Esa noche habíamos dormido mal y poco. Diana fue a las 0400 de la mañana y a las 0545 se ordenó el embarco en los vehículos asignados. Todo se hizo en perfecto orden y silencio. El BIM2 no hizo más que volver a repetir la maniobra que se había practicado decenas de veces.

Como expresé anteriormente, el MBAC es, sin duda, el momento más peligroso y vulnerable de una OA. Si no se lograba la sorpresa táctica, los ingleses podían estar esperándonos en posiciones en la playa y batirnos por partes, como si fuera una simple práctica de tiro al blanco.

A la hora prevista se lanzó al agua desde la rampa del buque el primer vehículo anfibio a orugas (VAO) a cargo del Capitán Santillán, quien comandaba los cuatro vehículos que transportaban la fracción que se desempeñaba como vanguardia. A continuación el resto de los VAOS con el BIM2 y el Comando de la FD.

A las 0630hs, exactamente a la hora prevista, los primeros vehículos abordaron la playa. Aunque no había sorpresa estratégica ya que se la había perdido mucho antes y los ingleses sabían que esa noche íbamos a desembarcar, afortunadamente no sabían en qué lugar, por lo cual logramos la sorpresa táctica.

Cuando ya el grueso de la FD estaba en tierra pude exhalar un profundo suspiro de alivio. Primer y principal aspecto crítico de la operación, superado sin inconvenientes.

En cumplimiento de lo planeado, la fracción del EA se destacó a capturar el aeropuerto. Posteriormente tres VAOS del Batallón fueron enviados a reforzar la fracción del TCnel Seineldín, que no tenía inconvenientes en su tarea pero precisaba ayuda para despejar los numerosos obstáculos que los ingleses habían colocado para tratar de hacerlo no operable.

Se escuchaban disparos en el otro costado de la ciudad y descontábamos que era la fracción de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que luchaba en procura de su objetivo que era la casa del gobernador inglés. No obstante algo debía haber ocurrido, ya que por radio se pedía reiterada y urgentemente la presencia del médico en las proximidades de ese objetivo.

El segundo punto crítico era el istmo al cual llamamos objetivo “Zulu”. Era un angostamiento del terreno, una franja muy apta para ser defendida por los ingleses. Pero la vanguardia a cargo del Capitán Santillán, atravesó el istmo sin problemas y sin rastros de actividad enemiga. Segundo suspiro de alivio.

No obstante, dada la estricta limitación de que la operación fuera incruenta y con la menor destrucción posible, se iba configurando la posibilidad más desfavorable para nosotros: que los ingleses ofrecieran resistencia en el linde de Puerto Stanley o inclusive dentro de la ciudad. Pero pronto esa posibilidad desapareció: la vanguardia había recibido un nutrido fuego de ametralladoras y estaba combatiendo en las afueras de la localidad.
Con mi Ayudante, TFIM Martinelli y el Encargado de Batallón, el SMIM Roque Díaz, nos reunimos con Santillán y dispuse que la Ca “Delta” del TNIM Di Paola desplegara para constituirse como base de fuego y la “Echo” del TNIM Aruani, sin desmontar de los VAOS, se lanzase hacia la ciudad.

Pero ya el Capitán Santillán, con sus morteros, ametralladoras, el fuego de los fusileros y fundamentalmente con un eficaz disparo de uno de sus cañones sin retroceso había hecho que los ingleses cesaran en su acción retirándose al interior de la localidad.

La vanguardia volvió a montar en los vehículos y buscó reforzar la acción de los Comandos Anfibios en Moody Brook. Sin embargo, éstos ya habían cumplido su misión y se encontraban próximos a Puerto Stanley por el lado opuesto al avance del BIM2, por lo cual el Capitán Santillán continuó su avance para completar su misión de aseguramiento de la península Camber.

Mientras tanto las Compañías del Batallón entraron sin resistencia en la ciudad, ocupando sus zonas de responsabilidad (ZR) y tenían absoluto control sobre la población y los servicios públicos esenciales.
El gobernador pidió parlamentar y aproximadamente a las 0930 hs., la guarnición militar británica depuso sus armas y se rindió, excepto un pequeño grupo en la península Camber que lo hizo poco después.

Me reuní con el Almirante para recorrer e inspeccionar la zona de responsabilidad del Batallón, recibiendo las novedades de los J de Ca en sus respectivas zonas. Posteriormente, el Teniente Martinelli y yo abrimos el portón de un edificio cercano al puerto en el cual durante la noche anterior habían sido alojados los argentinos residentes en las Islas.
Aproximadamente a las 1230 hs. en el jardín de la casa del gobernador se izó la bandera argentina en presencia del General García, Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, el Almirante Allara, Comandante de la FTA, el Almirante Büsser, Comandante de la Fuerza de Desembarco y representantes de los efectivos de I.M. y navales que habían participado en la operación

Al día siguiente, se hizo la entrega de las ZR a efectivos del RI 25 quienes nos relevaron en la tarea de control de las mismas. A la tarde se comenzó con el repliegue hacia el continente, específicamente hacia Puerto Belgrano. Solo quedó en las Islas una Sección de mi Unidad a cargo del TCIM Héctor Gazzolo para brindar seguridad al Apostadero Naval de la ciudad.

La operación militar había terminado para nuestro Batallón.





10.-Fin de la operación
La Operación Rosario fue la primera operación de guerra argentina del siglo XX contra un enemigo extranjero y resultó exitosa. Habíamos cumplido exactamente lo que estaba previsto y planificado y adecuadamente ensayado.

Cuando regresamos a nuestro cuartel en Baterías todos nos sentíamos realizados, orgullosos y satisfechos por haber alcanzado y cumplido con todo éxito los objetivos fijados. Yo, particularmente, estaba doblemente satisfecho y orgulloso. No solo por haber cumplido las metas fijadas sino por el excelente comportamiento profesional de todo el personal en todas las jerarquías durante toda la operación. No recuerdo que haya habido absolutamente ningún problema de ningún tipo.

Un párrafo muy especial lo merece “el milicaje” como se decía en la jerga de la Unidad. Los esforzados conscriptos. “La infantería, la de los pies cansados y las botas sucias, es el principal arma en el combate, pues sin ella no existe la consolidación”, dijo un analista militar de la Segunda Guerra Mundial. En nuestra Unidades, los conscriptos constituían la masa de la Infantería.

Como expresé al comienzo de esta nota, había un porcentaje muy adiestrado, los que habían ingresado antes, y otros con solo un barniz de adiestramiento, levemente superior al nivel mínimo aceptable porque habían ingresado bastante más tarde. No obstante, en poco tiempo se formó “el equipo” al que hice referencia anteriormente. Un equipo perfectamente integrado y aceitado. Todos eran INFANTES DE MARINA. Así, con mayúscula.

Si bien me acuerdo de muchos de ellos, solo recuerdo el nombre de unos pocos: Alejandro Luna, Jorge O. Vázquez, Gustavo Romanello, Daniel Tosolini, Héctor Marcos, Marcelo Miceli.

Todos nosotros nos sentíamos orgullosos, pero no felices. Tres infantes de marina y un marino murieron en cumplimiento de su deber.

El primer caído, fue el CFIM Pedro Edgardo Giachino quien fue mortalmente herido en un valeroso y heroico asalto al frente de su grupo a la bien defendida casa del Gobernador. No había compartido con él ningún destino, pero como teníamos la misma especialidad, cada año nos reuníamos una semana en la APCA para la recalificación de nuestra capacitación. Pocos días antes de embarcar estuvimos bromeando y tomando unas copas después de cenar en la Casa de Oficiales del Batallón. Ahora ya no estaba.

También nos afectó la muerte de los dos conscriptos en la operación en Grytviken en las Georgias del Sur, Mario Almonacid y Néstor Águila y la del Cabo 1º de Mar, Patricio Guanca. Aunque no los conocía, dos eran conscriptos del otro Batallón de nuestra Brigada y el Cabo 1º pertenecía a la dotación de la Corbeta ARA “Guerrico”, el dolor fue igual que si hubieran sido de nuestra Unidad.

A los pocos días, el Batallón fue desplazado nuevamente al sur en el marco de la totalidad de la Brigada para una nueva misión. Nos instalamos en inmediaciones de la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, esta vez con responsabilidad estratégica. Allí estuvimos hasta unos días después del fin de la guerra.

Hubo muchas vicisitudes, aspectos y hechos destacables en esta nueva etapa. Pero eso ya es otra historia.

Capitán de Navío de IM VGM (R)
ALFREDO RAÚL WEINSTABL


Bibliografía complementaria
-Büsser, Carlos A. C. (1984) Operación Rosario. Buenos Aires: Editorial Atlántida S.A.
-Büsser, Carlos A.C. (1987) Malvinas, la Guerra Inconclusa. Buenos Aires: Editorial Fernández Reguera
-Robles, Sergio G. (2011) 29 - El Asalto Anfibio a Malvinas (29 Años, 29 Testimonios). Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales
-Separatas de la Revista “Desembarco”

miércoles, 17 de abril de 2013

Ingenieros: La Compañía de Ingenieros 10 en las islas

En su testimonio, el entonces Teniente Primero recordó su acción en el conflicto bélico del Atlántico Sur, durante el cual se dedicó a instalar campos minados y vivió la experiencia de acompañar a los comandos en una operación 
“Siempre llevamos el espíritu zapador” 
Testimonio del Coronel (R-Art. 62) Roberto Francisco Eito 



El Coronel (R-Art. 62) Roberto Francisco Eito pertenecía a la Escuela de Ingenieros. Fue a principios de abril que les impartieron la orden de movilizar la Compañía 601 hacia el Sur de Río Gallegos. “Fue muy rápido. El 12 de abril ya estábamos en Puerto Argentino y teníamos planes de alistamiento”, recordó. 
La carga del material de Ingenieros se produjo por aire: “Era un material pesado, necesario para la instalación de obstáculos, abastecimiento de agua, franqueo de buceo, entre otras”, relató el Coronel. 
Llegaron a los pocos días de la Operación Rosario. Allí comenzaron a proyectar su plan de actividades para apoyar a las tropas desplegadas y a las recién llegadas. Luego de su sección, llegó la Compañía de Ingenieros 10 y ya se encontraban en las islas los miembros de la Compañía de Ingenieros de Infantería de Marina: “Con ellos trabajamos y compartimos los equipos. 
Las primeras minas que enterramos eran de la Infantería de Marina”, contó. La primera actividad fue el reconocimiento de la zona y la realización de obstáculos. Al entonces Teniente Primero Eito le asignaron primeramente una misión de apoyo al Regimiento de Infantería 3, que se encontraba en el Sur de Puerto Argentino. “Luego de tener una entrevista con el Jefe de Regimiento, el entonces Teniente Coronel Daniel Ubaldo Comini, me explicó el plan para defender la posición en Puerto Argentino. La idea era colaborar con los obstáculos para detener el desembarco. Allí instalé unos cientos de minas”. 



La posición en ese momento era al Este del monte Zapador hasta el observatorio meteorológico británico. Mientras tanto, las otras secciones de la compañía hacían tareas logísticas tales como asegurar el transporte desde el puerto hasta los depósitos, trabajos en la planta potabilizadora de la ciudad, establecimiento de un taller mecánico, etc. 
“Teníamos distintos elementos, entre ellos personal de comunicaciones, ingenieros de agua, de seguridad y contra incendio”, aseguró el Coronel Eito. 
La Sección Comando y Servicio realizó tareas de apoyo general, desde la ejecución de obras de protección y fortificación para la Artillería y el remolque de piezas de artillería de 155 mm en los cambios de posición, hasta la captación y potabilización de agua en la planta de la ciudad. 
“El agua potable fue un trabajo serio. Se aumentó significativamente el consumo de agua. Era peligroso tener una enfermedad masiva por consumo de agua inapropiada. Se distribuía con aguateros”. Los operadores de equipos viales de la Sección Comando y Servicio realizaron trabajos de organización del terreno junto con los operadores de Vialidad Nacional que cruzaron con la Compañía. 

Instalaciones de campos minados en Malvinas 
Respecto de sus soldados y suboficiales, destacó: “Tuve Suboficiales con los que podía contar y Soldados que respondían muy profesionalmente. Los Soldados tenían una instrucción previa limitada en lo que respecta a instalación de campos minados. El primer día les mostramos cómo instalarlos. Al segundo día ya lo hacían solos y ubicaban las minas perfectamente. 
De esta manera, los jefes podíamos registrar su ubicación como es debido”. Acerca de la instalación de minas durante las noches, explicó: “Hubo que superar con voluntad las limitaciones de luz; es muy riesgoso instalar sin ver. Desde el primer al último día los soldados cumplieron”. El ahora Coronel Eito apoyó al Regimiento 6 y al Regimiento 4 en Monte Harriet, por lo que estaba siempre en movimiento. “Uno de los primeros días de junio recibimos fuego de artillería, entonces instalamos campos minados enfrente de las posiciones adelantadas del Regimiento 4 en Monte Wall. Los ingleses ocuparon Harriet. Nosotros estábamos confiados porque no recibíamos fuego de artillería hacía bastante, pero de repente escuchamos que tiraban a 500 metros. 
Donde estábamos cayó una salva de artillería, por lo que un soldado perdió sangre del oído. Lo curaron en enfermería y volvió”, relató. 
Al preveer que podía haber desembarcos en lugares alejados a las posiciones argentinas, fue ordenada la voladura del puente Fitz Roy. “Fue desplazada una sección de la compañía, al mando del Teniente Blanco. Eran diez hombres perdidos en la inmensidad que se mantenían en contacto con radio y con la visita de algunos comandos que pasaban. Prepararon la voladura del puente, que tenía unos 200 metros. Se trataba de un camino que venía de Darwin a Puerto Argentino”, afirmó el Coronel Eito y evocó que “la voladura del puente tuvo una significación importante porque los británicos tenían previsto desembarcar allí”. 
Una noche, al entonces Teniente Primero le tocó participar junto con los comandos en una incursión en retaguardia: “Como había instalado minas en la zona donde debían pasar, tuve la honrosa misión de acompañar a los gloriosos Comandos”. Y destacó: “Operábamos las 24 horas. Instalábamos campos minados día y noche”. Una vez anunciada la rendición, la Compañía se terminó de replegar el 14 de junio, pero debió quedarse. 



“Los Oficiales, Suboficiales y pocos Soldados quedamos prisioneros un mes más para marcar por razones humanitarias los campos minados, como indica la Convención de Ginebra”. De esta manera, se hizo presente la Cruz Roja que venía desde Suiza, y se encargaba de supervisar la situación de los prisioneros para asegurar que se cumpliese dicha Convención. 
“Dejábamos todo asentado en fichas de la Cruz Roja. Tuvimos la posibilidad de enviar cartas a nuestra familia. Eran revisadas por nuestros custodios, pero sólo hacíamos referencia a la actividad que realizábamos. La Cruz Roja nos amparó”. 

Durante la demarcación de los campos minados, un efectivo argentino tuvo un accidente. “Mientras demarcaba, el entonces Cabo Primero Néstor Catay pisó una mina y perdió parte de su pierna. Fue atendido por parte de los ingleses. Ante esto, fue importante la presencia de la Cruz Roja”. El día 8 de julio fueron embarcados de regreso. 

El Coronel Eito recuerda el accionar de los ingenieros en Malvinas: “Siempre cumplimos y llevamos el espíritu zapador y la imagen de nuestro Santo Patrono, San Ignacio de Loyola. Siempre tratamos de hacer más de lo que se podía. Cumplimos con el lema de Ingenieros, que es ¡Siempre adelante!”

Revista Soldados Nº 7 (2012)

lunes, 8 de abril de 2013

La cronología diplomática de Abril

Las gestiones diplomáticas de Abril 


3 de Abril: - El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 502, que exigía el retiro argentino y la iniciación de negociaciones. Votaron a favor de la resolución en contra de la Argentina: EE.UU., Francia, Guayana, Irlanda, Japón, Jordania, Togo, Uganda, Zaire y Gran Bretaña. Se abstuvieron: Unión Soviética, China, Polonia y España. En contra sólo votó Panamá. El general Mario Benjamín Menéndez fue nombrado Gobernador Militar de las Islas Malvinas y se pidió una sesión extraordinaria de la OEA.
5 de Abril: - La acción argentina provocó la renuncia del canciller inglés, lord Carrington. La Task Force británica partió de Portsmouth. La Comunidad Económica Europea respaldó la decisión inglesa de aplicar sanciones económicas a la Argentina y el Perú definió su apoyo decidido en favor de la Argentina.




6 de Abril: - Designado por el presidente Reagan como mediador, el general Alexander Haig conferenció con el canciller argentino, Nicanor Costa Méndez, en Washington.
7 de Abril: - Haig viajó a Londres. Los ingleses dispusieron el bloqueo naval de las Malvinas. La Argentina convocó a sus reservas y Costa Méndez regresó a Buenos Aires.
8 de Abril: - Alexander Haig se entrevistó con la intransigente Margaret Thatcher. Argentina inició el puente aéreo para reforzar y aprovisionar a las tropas en Puerto Argentino. La fuerza naval inglesa navegaba ya a la altura de las Islas Azores. Vía embajada Suiza en Buenos Aires, el Reino Unido comunicó que, a partir de las 04:00 hs. GMT del 12 de abril, en un círculo de 200 MN, se establecería una zona de exclusión marítima alrededor de las Islas. La novedad llegó en momentos en que el general Menéndez asumía como gobernador de Malvinas. Plazas, calles, edificios públicos y numerosas viviendas particulares de prácticamente todo el país habían sido embanderadas con el emblema celeste y blanco.
10 de Abril: - El Presidente Galtieri mantuvo una reunión con Haig, recién llegado de Londres. Mientras tanto se llevaba a cabo otra manifestación popular de apoyo a la recuperación de las Islas Malvinas. Galtieri, desde los balcones de la Casa Rosada, dirigió la palabra a los manifestantes.
11 de Abril: - Mientras se anunciaba que las conversaciones se empantanaban, Juan Pablo II exhortaba a ambos países a deponer actitudes extremas. El general Haig regresó a Londres. El doctor Costa Méndez afirmó que el diálogo proseguía.
12 de Abril: - Telefónicamente Haig comunicó a Costa Méndez, desde Londres, que Gran Bretaña es irreductible. Esa madrugada, las naves de la Task Force habían bloqueado las islas, en tanto la Flota de Mar Argentina permanecía en sus apostaderos.
14 de Abril: - Galtieri comunicó telefónicamente a Reagan que existía disposición para encontrar una salida pacífica, Haig regresó a Buenos Aires desde Londres. La actuación de Thatcher había recibido el respaldo de la Cámara de los Comunes.
16 de Abril: - Haig conversó con autoridades argentinas. Como para desalentar esta segunda tanda de conversaciones, el Reino Unido comunicó que toda nave o aeronave que afectara a la Task Force, sea civil, comercial o militar, sería considerada hostil y atacada.
17 de Abril: - En Buenos Aires, el Secretario de Estado Haig ponía de relieve a los argentinos que debían confiar en que EE.UU. lograría una solución satisfactoria a las aspiraciones nacionales. Insistió en mantener un marco político ambiguo que dejara claro que la intención final sería la devolución de las islas a la Argentina. El general Haig dio la impresión de ser veraz y sincero, aunque los acontecimientos conspiraban contra sus buenas intenciones.
19 de Abril: - El doctor Costa Méndez pidió la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) ante la OEA y el general Haig regresó a los Estados Unidos.
20 de Abril: - Por 17 votos a favor, ninguno en contra y cuatro abstenciones (EE.UU., Colombia, Trinidad Tobago y Chile) la Argentina logró convocar la XX Reunión de consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de las 21 naciones signatarias del Tratado de Río, fijada para el 26 de abril. Mientras tanto, los aviones de la Fuerza Aérea Argentina detectaban a la Task Force ingresando al área del TIAR adoptando posiciones favorables para la batalla.
22 de Abril: - El general Galtieri inspeccionó las tropas acantonadas en Malvinas. Chile, en tanto, a solicitud del embajador británico en Santiago, accedió a desplegar fuerzas militares en el Sur del país y despachar su Armada en silencio de radio al mar, en particular sus dos submarinos clase Oberon. Estos hechos inquietaron a los mandos militares argentinos y afectaron, en cierta forma, la asignación de fuerzas. A ello se sumó la colaboración en inteligencia y la operación desde territorio chileno de aviones Canberra PR-9 de reconocimiento fotográfico y dos C-130 SIGINT de inteligencia de comunicaciones. El gobierno argentino promulgó el Decreto N' 757 por el cual se designó "Puerto Argentino" a la capital de las Islas Malvinas.
25 de Abril: - Gran Bretaña declaró una zona de exclusión total alrededor de la Task Force, ya en el área del TIAR, y atacó la guarnición argentina en la isla San Pedro. Argentina protestó firmemente por ambas agresiones ante el Consejo de Seguridad.
26 de Abril: - La Junta Militar informó que las fuerzas argentinas estaban dispuestas para el combate, hasta la última capacidad defensiva. En este día, cinco antes del inicio de las hostilidades aviones MK-62 Canberra del Grupo 1 de Bombardeo de Paraná volaron desde su base de despliegue, Trelew, hasta Río Grande en la isla de Tierra del Fuego. Desde allí, con el indicativo “Libra”, partieron rumbo a las Georgias para repeler las fragata británicas que atacaban a los infantes de marina argentinos. Formaban la escuadrilla: el B-105, tripulado por el mayor Ramón Vivas y Aldo Escudero; el B-108, primeros tenientes Ricardo Papavero y Hugo Moreno; y el B-109, primeros tenientes Mario Baeza y Jorge Cardo; todos, apoyados por un KC-130 y un Boeing 707 del Grupo 1 de Transporte de El Palomar, como retransmisores y control de misión respectivamente. Esta riesgosa operación al límite del radio de acción de los Canberra, llegó hasta las cercanías de la Bahía de Cumberland. En ese punto, el Oficial de Control que viajaba en el B-707 decidió suspenderla cuando constató, por el cambio de dispositivo de los buques, que habían sido detectados y perdido la sorpresa.
30 de Abril: - El Secretario de Estado Alexander Haig anunció el fracaso definitivo de las negociaciones. La Argentina presentó una nota a la ONU informando que haría uso del derecho de legítima defensa si era atacada y, poco más tarde, el presidente Reagan declaró públicamente el apoyo de los EE.UU. a Gran Bretaña en el conflicto, seguido por la dramática imposición de un embargo a las exportaciones de armamentos y de operaciones crediticias hacia la República Argentina. Simultáneamente, las FFAA chilenas completaron un despliegue en la Zona Sur del país de características similares - o aun mayores - que en 1978, cuando ambas naciones estuvieron al borde de la guerra por la cuestión del Canal de Beagle. La guerra estaba por comenzar y nadie había procurado seriamente evitarla. El 30 de abril a última hora de la noche austral un bombardero Vulcan, matrícula XM-607 del Escuadrón 44 de la RAF, despegó del aeropuerto de Wideawake de los EE.UU., en la Isla de Ascensión, e inició la incursión de bombardeo a Puerto Argentino.

La FAA en Malvinas antes de 1982

La Fuerza Aérea en Malvinas desde 1971 hasta 1982 


En 1971 se concertó con el Reino Unido el "Acuerdo de Comunicaciones". La Fuerza Aérea asumió la responsabilidad de establecer una línea aérea, con frecuencia semanal. Personal de la Institución fue destinado a las islas, en representación de Líneas Aéreas del Estado.
El oficial designado se constituyó en el habitual vínculo de la relación entre las autoridades y comunidades locales, con el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
La convivencia familiar diaria, una relación personal respetuosa y una actitud diligente en la prestación de servicios habían de probar al ciudadano malvinense la intención de nuestro país de atender su bienestar y considerar sus intereses, si no sus sentimientos, con los nacionales argentinos




La situación a comienzos de los 80 

A comienzos de los 80, parecía que el gobierno del Reino Unido comenzaba a buscar seriamente una solución a la disputa de soberanía que mantenía con la Argentina. Se analizaba un lease back o arrendamiento de las islas por un largo periodo. Esta propuesta, si bien no satisfacía por completo las aspiraciones argentinas, constituía un avance trascendente y un cambio radical en la actitud negociadora del gobierno británico que parecía abandonar las viejas tácticas dilatorias. .
Por otra parte el accionar argentino en beneficio del bienestar de la población malvinense se encontraba en el momento de máximo esfuerzo. Transcurrida casi una década desde el primer vuelo de LADE, los malvinenses disfrutaban sin reparos de los servicios que recibían de la Argentina. Los más importantes:



  • Dos vuelos semanales de LADE con aviones Fokker, F-27 y F-28. Esto permitía la estadía de turistas, con el consecuente beneficio para el comercio y la hotelería.

  • Servicios postales y de carga en todos los vuelos que posibilitaban la llegada regular de la correspondencia, diarios, revistas, videos, películas para su proyección en el cine local y el abastecimiento de verduras, medicinas, etc.

  • Provisión regular, por parte de YPF de nafta y querosén. El gasoil, fueloil y lubricantes eran comercializados por la FIC.

  • Provisión de gas licuado en garrafas y cilindros por parte de Gas del Estado. Esta empresa debió ampliar su planta de almacenaje para poder satisfacer la demanda.

  • Transporte marítimo por parte de Transportes Navales de la Armada Argentina, con una frecuencia cuatrimestral que aseguraba el abastecimiento de gas, nafta y otros productos que adquirían en Argentina: harina, maíz, alimento balanceado, etc.

  • Enseñanza del idioma castellano en las escuelas de Port Stanley, brindado por intermedio de maestros argentinos bilingües.

  • Becas para los jóvenes malvinenses que quisieran cursar estudios secundarios completos en los colegios británicos de mayor categoría de Argentina.

  • Incremento notable del turismo argentino e internacional.


  • Simultáneamente con el cambio del representante argentino, en 1980, se renovaron el gobernador británico, el secretario de gobierno y el pastor de la catedral anglicana. Excepto el gerente de laFalkland Island Company, las personalidades más influyentes eran nuevas, lo que suponía un clima favorable para el desarrollo de una gestión sin prejuicios ni desgaste.
    El primer gesto de buena voluntad de las nuevas autoridades fue otorgar al representante argentino un trato distinguido, preferencial y fluido que se ponía de manifiesto en toda reunión social o de trabajo que sostuvieran.
    Los problemas de aplicación o interpretación del Tratado de 1971 eran analizados sin especulaciones y con amplitud de criterio. Se encontraban soluciones sin demoras, se lanzaban nuevas ideas para ampliar y profundizar la cooperación. Puede asegurarse, entonces, que en los meses previos a la guerra, la actitud y disposición del gobernador Rex Hunt, como la de su secretario de gobierno Dick Baker eran claramente favorables al incremento de las relaciones con Argentina.



    Fuerza Aérea Argentina

    miércoles, 3 de abril de 2013

    Armas: Obús ligero Oto Melara M56 (Italia)

    Obús ligero de campaña Oto Melara M56 de 105 mm


     
    Este arma fue diseñada en 1956 en Italia por la compañía OTO Melara como un arma de rápido despliegue, excepcionalmente ligera y no obstante con una aceptable potencia de fuego. Comenzó su fabricación en 1957. 

    El arma se diseñó inicialmente para unidades de intervención rápida, muy móviles y que precisaban no obstante, una pieza artillera de apoyo flexible y polivalente. En principio, unidades de infantería de marina, unidades paracaidistas, tropas de montaña y de caballería ligera. 

    El diseño es excepcionalmente simple. Es pequeño de dimensiones y no obstante tiene un digno calibre de 105 mm y 14 calibres. (Este último valor indica que la longitud del cañón es el resultado de multiplicar el calibre por catorce). Su peso es de sólo 1250 kg. Desde los años cincuenta, ha sido ampliamente exportado a muchos países del mundo, incluidos algunos con una reputada fama en diseño y construcción de armas como Alemania (donde lo usaron las tropas de montaña hasta 1994) o EE.UU. También en Argentina, donde es empleado en el EA por la infantería aerotransportada, infantería regular y unidades de montaña mientras que en la ARA lo utiliza la IMARA. Se estima que se han construido más de 2000 unidades. 

     

    Características técnicas
    Montaje: obús bimástil
    Calibre: 105/14mm
    Peso: 1250kg
    Longitud: 3.65m en posición de fuego.
    Anchura: 1.5m
    Altura: 1.9m
    Otras:
    -Tubo del cañón fraccionable, con freno de boca de dos cámaras y bloque de culata.
    -Rayado a dextrosum con 36 rayas helicoidales y paso de 2100mm
    -Cierre de cuña vertical
    -Freno hidráulico y recuperador de muelles
    -Cadencia máxima de tiro: 8 dpm (munición AT) / 4 dpm durante 30 min, con munición HE o 3 dpm en caso de fuego continuado durante 1 hora.
    -Elevación/depresión: +65º / -5º
    -Alcance (en tiro parabólico): Mínimo de 2.900m, máximo de 10.500m.
    -Peso del proyectil de 15kg.
    -Área eficazmente batida por proyectil: frente de 30m por 20 de profundidad con radio de 175º
    -Sirvientes: 9 hombres en montaña para su despliegue. Sólo precisa tres operadores.
    -Tiempo de entrada en posición: entre 6 y ocho minutos. (Unos veinte minutos en el caso de que se halle la pieza desmontada y haya que ensamblarla).
     

    La flexibilidad de este cañón viene (aparte del peso y tamaño) del hecho de que puede ser desmontado en doce piezas en pocos minutos. Una vez desmontado, la pieza más ligera pesa 114kg y la más pesada 132kg. Por tanto, además de poder ser remolcado por un vehículo o transportado en un helicóptero tipo Bell UH-1, puede serlo por doce mulas, cargando cada una de ellas a lomo una de las doce piezas. 

     

    El desglose de dichas piezas por mula era el siguiente (gracias a la Asociación de Artilleros Veteranos de Montaña de Lleida por los datos): 

    1ª mula: Cureña + dos mástiles centrales 
    2ª mula: Freno de boca + dos mástiles anteriores 
    3ª mula: Dos semiejes + ajuste de puntería + dos palancas de maniobra 
    4ª mula: Dos ruedas + enganche y freno para arrastre 
    5ª mula: Dos mástiles posteriores + dos rejas 
    6ª mula: Cuna inferior 
    7ª mula: Cuna superior + dos equilibradores 
    8ª mula: Trineo 
    9ª mula: Tubo + atacador + escobillón 
    10ª mula: Manguito y cierre + dos lanzas limoneras 
    11ª mula: Escudos + caja de instrumentos de puntería + arco de limonera + enganche d elimonera + palanca de disparo 
    12ª mula: Caja de accesorios y herramientas 

    El montaje completo de las doce piezas por una dotación entrenada puede realizarse en unos quince minutos, a los que tendremos que sumar otros cinco para tener lista la unidad para abrir fuego. 

     

    El transporte a lomo de mula no sólo lo emplean (o empleaban) unidades de montaña, sino también unidades de intervención rápida en Sudamérica en zonas de selva espesa. 

    Usa la munición habitual HE (alto explosivo) pero puede disparar también proyectiles asistidos por cohete (para aumentar el alcance hasta los 13.000m) y munición anticarro (en tiro tenso con un alcance eficaz de 1000m aprox.) La munición es semifija, modulando el alcance del proyectil por medio de la elevación del cañón y de la cantidad de paquetes de propelente utilizados. El máximo eran siete cargas de proyección. 

     

    La munición viene normalmente dispuesta en cajas de dos proyectiles. 

    Este arma tiene además la posibilidad de modificar su altura en el caso de que vaya a ser utilizada en fuego directo. Para ello, las suspensiones y el escudo frontal están adecuadamente adaptados, reduciendo el perfil del arma y la posibilidad de detección previa por parte enemiga (además de brindar mejor protección en caso de posiciones preparadas). Veamos unos ejemplos gráficos con los OTO Melara de las unidades de montaña alemanas (donde era denominado Gebirgshaubitze 105 hasta su retirada del servicio en 1994): 

      

    Como el arma tiene un calibre considerable en relación a su peso, es habitual que los sirvientes sujeten el arma en el momento del disparo para evitar que se mueva en exceso, bien con los brazos, bien sentándose sobre los tirantes (sobre todo si no ha podido “calzarse” el arma adecuadamente). Veamos algunas imágenes de esto: 



       
     

    Los deflectores del cañón tienen como misión reducir el retroceso al eliminar en boca gran parte de los gases. El inconveniente de este sistema es la delación del arma aún cuando se encuentre bien camuflada por el efecto de los gases despejados sobre la vegetación o suelo próximo. En el M56 hay varios tipos de deflectores como podemos ver en fotografías: 

     

     


    Aunque es un arma perfectamente válida, en las potencias mejor armadas hace ya algún tiempo que se viene sustituyendo por armas más modernas como el L118 de 105mm (en Argentina se espera que madure el proyecto CALIV de 105mm). 


     
    Autor: Wilhelm Heidkamp 


    En Argentina
    Transporte de mulas de un M56






    En Malvinas 


    En la IMARA


    Nuevamente en posición...

    En batería





    Fuentes: 
    - http://www.soldados.com/ 
    - http://www.britains-smallwars.com/ 
    - http://es.geocities.com/extraoficial_ech/PAGARTILLERIA.html 
    - http://defesabrasil.com/ 
    - http://www.exercito.gov.br/ 
    - http://www.angelfire.com/art/enchanter/mountain.html 
    - http://www.revistanaval.com/ 
    - http://www.otomelara.it/ 
    - http://www.artilleria.ejercito.mil.ar/ 
    - Técnica Militar


    Oto Melara M56 argentinos en Malvinas